Después de visitar Milán, nuestra siguiente parada, antes de dejar a un lado el asfalto para contemplar las increíbles montañas de Dolomitas, fue la gran conocida y bella Venecia.
Aparcamos el coche después de unas cuantas horas nuestros sentidos se activaron por completo nada más pisar la ciudad de los canales. ¿Nos acompañas a sentirla a flor de piel? Prepárate para exprimir cada sabor, olor y textura.
Olfato
Fue la primera llamada de atención que recibimos por parte de esta ciudad. Aquí el mar es el protagonista y el que ha tomado a la ciudad como su invitada.
Si eres un amante de las zonas costeras, vivirás un sueño, y es que indirectamente todos tus pensamientos te transportaran a tus recuerdos de infancia frente al mar o a esos momentos al atardecer con una buena copa de vino blanco pisando la arena. Así que para vivirlo más intensamente, te recomendamos que inspires fuerte con los ojos cerrados y al expirar los abras para descubrir que Venecia es eso y mucho más. No olvides que todavía nos quedan cuatro sentidos por explorar.
Vista
Esperamos que nos hayas hecho caso, y que tus ojos se estén abriendo ahora mismo. Es hora de hacer uso del sentido con el que más nos guiamos en este mundo y el que nos da tantas alegrías.
El olor a mar del que te hablábamos disminuirá, pero merecerá la pena. Pon tus pies rumbo a la Plaza San Marco. En el camino te perderás por miles de callejones, además mucho de ellos sin salida. ¡No te agobies! y disfruta del silencio que acompaña estos espacios. Quien diga que Venecia no tiene calma es porque no se ha detenido a buscar sus rincones más profundos.
Por fin has llegado, prepara tus ojos para la belleza que estás a punto de contemplar. Su catedral, la magnitud de la plaza, la panorámica que tendrás de la Basílica di San Giorgio Maggiore y su cercanía a los varaderos te vislumbrarán. ¿Pero tienes prisa? Relájate, aunque veas mucha gente, tienes tiempo para disfrutar de cada espacio como es debido. Es más, si indagas un poquito, verás una preciosa tienda con las famosas máscaras que utilizan en los carnavales. Te animamos a utilizar de una forma más intensa este sentido.
Tacto
Volvemos a hacer hincapié en descubrir todos los rincones de la plaza. Acércate a los varaderos de los que hablábamos antes y prepárate para observarlos desde otra perspectiva.
Vuelve a cerrar los ojos, y cuando los tengas bien cerrados atrévete a tocar la madera del lugar en el que los barcos se cobijan. Siente su degradación debido a la humedad, notarás un aspecto más suave al que suele presentar un simple tronco de madera. Nosotros aún recordamos esa textura.
Si no tienes suficiente, camina hacia el gran canal. En este trayecto cualquier pared degradada puede ser un estímulo, al igual que las que se encuentran impolutas y tienen un tacto como si estuvieran elaboradas con mármol. Al llegar, visita el puente Rialto, el mas viejo de la ciudad, y siente la piedra que ha vivido tantas historias a lo largo del tiempo.
Oído
Pensaréis que estamos locos cuando os hablamos de disfrutar con el oído en Venecia, donde los turistas acaparan las calles principales, y tanto sus pisadas como sus flashen rompen la tranquilidad del lugar.
Aquí entra tu poder de concentración en juego. Fíjate bien en sus góndolas, como los remos entran en el agua, la mueven a su merced, y entonces se produce un sonido embriagador. Además, si tienes la suerte de que el gondolero está inspirado, podrás disfrutar de este sentido al oírle tararear una canción en italiano. Si lo consigues, tus sensaciones en la ciudad se magnificarán.
Si no tienes suficiente, puedes acercarte a la Basílica de Santa María della Salud. Cuando llega el atardecer apenas está masificada, lo que te dará la oportunidad de escuchar el romper de las olas con la piedra desde su escalinata.
Gusto
Nuestra experiencia va llegando a su fin, y todavía nos queda un sentido por disfrutar. No es casualidad que lo hayamos dejado para el último lugar, y es que no hay nada mejor que irte con un buen sabor de boca. Recordarás tu visita a Venecia con gran cariño (y con muchísimas ganas de volver).
Es hora de darse un homenaje, aunque no tiene porqué suponer un fuerte desembolso. Acércate a cualquier negocio de pizza para llevar. Suelen tener gran variedad y las pizzas las preparan en el momento. Sin duda alguna te recomendamos la margarita con champiñones (6€).
Ahora bien, para comerla ¡debes tener cuidado!, pues no puedes hacerlo donde te plazca. Está totalmente prohibido sentarse a comer por ahí: no sabemos si es por imagen, por espacio o por cuestiones de seguridad.
Sea como sea, encárgate de crear tu momento especial y dejar disfrutar a tu paladar después de una jornada intensa por la ciudad. En nuestro caso, decidimos tomarla en lo alto de uno de los puentes del Gran Canal, viendo como las luces de la ciudad del agua se encendía.
Cómo llegar en coche a Venecia
Entre tantos canales, se hace imposible circular con el coche. Aunque limita bastante si, al igual que la nuestra, es tu forma de llegar a la ciudad, conforme pasees por sus calles lo agradecerás.
La única opción es pagar un parking. No obstante puedes hacerlo de dos formas, principalmente:
- Estacionar tu coche fuera de la ciudad: deberás dejarlo en el pueblo cercano de Mestre. Desde ahí tendrás que coger un tren hasta Venecia. Está opción es recomendable en temporada alta o fin de semana.
- Aparcar en la propia Venecia: puede parecer difícil, pero encontramos una empresa (Parclick) que te permite reservar el parking con bastante tiempo de antelación. ¡Así te aseguras que tienes aparcamiento en Venecia si o si!
Al final, el dinero que ahorras por aparcar en las afueras te lo gastarás en el tren ida/vuelta… por lo que, en nuestra opinión, es más factible y rápido aparcar en la misma ciudad.
Hasta aquí nuestra visita exprés por Venecia. Nos vamos con todos nuestros sentidos intensificados gracias a esta ciudad de postal. El día en Venecia ha sido difícilmente irremplazable, así que con un humeante y delicioso capuccino le decimos: a presto.
Próxima parada: Lago di Braies.