No te sientes como una lechuga hasta que te informas.
¡26 años siendo como una lechuga en un supermercado y sin saberlo! actualmente el 52% de la ropa del planeta está compuesta de fibras sintéticas. que dicho así piensas: pues bien.
Pero, ¿y si de repente te decimos que tu amiga Chloé se llama en realidad Eustaquia Fernanda? Pues a las fibras sintéticas les pasa lo mismo, y es que su nombre en realidad es: Producto derivado del petróleo. El 99% de la ropa que se vende está contaminada, especialmente en el proceso de tintado, con fuertes químicos. Por lo que no solo eres un ser envuelto en plástico, sino que además éste es perjudicial.
Aunque lo peor (si peor) es que cada vez que lavamos dichas prendas, diminutas fibras invisibles se escapan corriendo al océano (como entenderás no les gusta acompañarte cada día al trabajo, al instituto, biblioteca..), evitando los sistemas de filtración del agua.
Se calcula que al año viajan al océano alrededor de MEDIO MILLÓN DE TONELADAS de microfibras (como 50 millones de botellas de plástico). Debido a su tamaño es imposible limpiar los océanos, así que a menudo los habitantes del fondo marino las confunden con comida, o simplemente penetran en sus branquias causándoles alteraciones en el sistema neuroendrocrino.
Cada vez hay más personas que se apuntan a este movimiento de conciencia hacia el medioambiente. No es una moda pasajera, sino una filosofía hacia el respeto al medio ambiente, a las normas sociales (condiciones de trabajo, derechos de los trabajadores), y/o producción textil ecológica.
Su punto álgido fue en 2013 con lo sucedido en la fábrica de Bangladesh. Ahora ya hay miles de adeptos que se preocupan, muestran interés, y se apuntan a una de las campañas más viralizadas en redes sociales: Who made my clothes? de Orsola de Castro.
La industria de la moda actual no es sostenible. De hecho, es el segundo sector más contaminante del mundo después del petróleo.
Esto se debe, entre otras cosas, a que de 4 temporadas pasamos a 20 en unos pocos años. Si, es verdad que puede ser una expresión de individualidad pero no sé vosotrxs, ¡mi suéter favorito y que llevo 5 años poniéndome es gris oscuro! Entonces, ¿qué hacemos con los pantalones campana, las mangas abullonadas y las chaquetas de flecos? Tirarlas a la basura o darlas en unos cuantos meses. Si tiene suerte esa ropa tan deseada y tan mal combinable posteriormente, es aguantar con todas sus fuerzas 3 años en el fondo del armario hasta que finalmente te desprendes de ella sin darle las gracias por el breve tiempo juntxs que pasasteis.
Como podéis observar «el modelo actual de fabricación y eliminación es la causa principal de muchos impactos ambientales y una pérdida sustancial de valor económico. Cada segundo, el equivalente de un camión de basura de textiles se deposita en la basura o se quema«. – Ellen Macarthur.
“Propósito 2020: comprar ropa únicamente proveniente de materiales naturales, de plásticos reciclados o de segunda mano.”
Tal y como dijo J. Carlos Moreno, Responsable Proyecto Planeta moda: «Los seres humanos somos los causantes de la mayoría de males que nos afectan, y también los que tenemos el remedio para solucionarlo».
Yo, una ex-adicta a la Fast Fashion, que esperaba con ansiedad a las rebajas para comprarme ropa que no necesito o tres camisetas iguales porque «están a buen precio», cuyo triste pensamiento era el de: cuántas más bolsas lleve (y encima por aquel entonces no se estilaban las de cartón), mejor; decidí que ya había hecho demasiado mal al planeta, y que ahora tenía que ponerle remedio. ¿Nos acompañas en este reto? A continuación te dejo unas cuantas actuaciones que te ayudaran a cambiar un poco el mundo.
THE SLOW FASHION MANIFESTO
Negarse a comprar productos textiles provenientes de industrias que producen en grandes masas.
Cuida tu ropa: arregla, customiza,.. para que te dure mucho y siempre puedas disponer de tu camiseta favorita cuando la necesites. Esto te animará a comprar ropa de calidad, que aunque sea más cara te durará más tiempo.
Apoyar a pequeñas empresas, a artesanxs, al producto local y al comercio justo.
Donar prendas que ya no se utilicen y comprar ropa de segunda mano. Da una segunda oportunidad, todxs la merecen.
Evitar en lo posible comprar ropa a la moda, consiguiendo un armario atemporal. Únete al minimalismo (compra solo lo que realmente necesites) y tu ropa ¡te encantará tanto como el primer día!
Menos ropa, menos microfibras.
Comprar ropa sostenible y ética. No cuesta nada mirar la etiqueta de la ropa, intenta elegir tejidos naturales. Si bien, no hay que olvidarnos que los animales tampoco tienen que sufrir para que nosotros nos podamos vestir.
Llevamos un casi dos meses y no te vamos a contar que es maravilloso y fácil, sobre todo por mi parte. Me encanta pasear por el centro, y allí está la tentación. A veces me paseo, miro algún vestido que me encanta, veo que está bien de precio y entonces… me acuerdo de todo lo que te acabo de contar y pienso: «va déjalo, no merece la pena». Así que ahora hago una lista de las cosas que necesito y ya me he descargado unas cuantas apps de tiendas de segunda mano (no sé por qué en las físicas apenas hay vestidos..). Es un proceso, pero tu eres el/la que domina a tus instintos. Sé que puedes si realmente lo intentas muy muy fuerte.