
Llega Septiembre, los rayos del sol relajan su intensidad y es el momento perfecto para desplazarnos a una tierra donde los hogareños están en plena conexión con el agua. Los meses otoñales son la mejor elección para disfrutar de una aventura en calma: Un mágico encuentro con La Canal de Navarrés.
Unas horas antes de que el sol cayera, llegamos a nuestro alojamiento en lo más alto del pueblo, y descubrimos que el sonido de una catarata nos acompañará durante toda nuestra estancia.
Callejeando entre arboles frutales y callejones con encanto.
chella
Dejamos las maletas (todavía por deshacer) y aprovechamos la agradable temperatura que hacía fuera para visitar el principal atractivo del pueblo: el salto de Chella.
La escalinata que parte desde el alojamiento a la catarata ya nos avisa de paraíso natural que en pocos segundos se abrirá ante nosotros. Pinos, flores silvestres e incluso higueras abandonadas en los márgenes del camino nos hacen disfrutar como cuando éramos pequeños en nuestro pueblo.
Se trata de una ruta muy sencilla y concurrida por los del pueblo, que al igual que nosotros, aprovechan este camino para hacer su paseo diario.
Decidimos volver al hotel para contemplar la puesta de sol desde su magnífica y tranquila terraza. Una leve brisa y un sol ya bastante tímido nos permitió ver con mayor claridad este fenómeno natural.
No obstante, el absoluto protagonismo recae en el sonido de la cascada, la cual llena de vida el entorno y su agua revaloriza los campos del entorno.
Enamorados ya de este carismático pueblo, decidimos callejear sus estrechas y zigzagueantes calles hacia la iglesia. Todas ellas están llenas de vegetación salvaje y plantas, así como de casas abandonas con paredes preciosas que contrastan con otras perfectamente encaladas.
Mientras paseamos, lxs vecinxs toman el fresco sacando sus sillas fueras de casa, y en sus caras notamos la paz que les proporciona vivir en un lugar así.
Nosotros ya terminamos por hoy. Totalmente relajados nos vamos a tomar unas tapas en la plaza del pueblo, repleta de vida.
Disfrutando del agua en todas sus vertientes.
anna
Hoy nos hemos levantado bien temprano, con Clara siempre es así. Respirar el aire fresco a primera hora de la mañana es un placer, sentir como el pueblo se va despertando y contemplar la forma en que el cielo intensifica sus colores.
Nos han avisado que hoy será un día especial y que necesitamos recargar bien las pilas. ¡Vivan los almuerzos de la plaza de pueblo! Una costumbre muy de aquí, que nos hace sonreír nada más ver al camarero entre tostadas, cafés, aceitunas y cacahuetes.
El día solo acababa de empezar. Nos desplazamos hacia la empresa de Multiaventura Charm. ¡Hoy es el día de las primeras veces!
Nunca habíamos hecho barranquismo, y fue una experiencia realmente fascinante. En la ruta conocimos rincones especiales: saltos que crea la naturaleza caprichosa, animales camuflados y plantas que se vuelven de color plateado cuando se deslizan por el agua.
Como siempre, lo mejor siempre se reserva para el final, en este caso fue el descenso del Gorgo de la Escalera. Descargamos toda la energía deslizándonos al igual que la cascada, observando, al igual que los pájaros, la naturaleza desde las alturas.
Tras este recuerdo inolvidable, fuimos a celebrarlo al restaurante Ananda, a orillas de la laguna de Anna.
En el Lago de la Albufera la felicidad se respira en el ambiente: los niños se bañan, los festeros cantan marchas moras y sus habitantes acuáticos disfrutan de la enorme extensión del agua.
Nosotros disfrutamos de un vino blanco y riquísimos platos vegetarianos, en especial el arroz con verduras; la charanga anima a los comensales y nos recuerda que la vida de nuevo se abre paso.
Acabamos con toda la variedad de postres, y retomamos nuestra aventura con el mejor sabor de boca.
Nuestra siguiente parada es el gorgo Gaspar, a escasos metros del casco urbano de Anna.
De nuevo, se trata de una maravilla de la naturaleza. Si bien nos avisan de la posibilidad de coincidir con bastante gente, pudimos disfrutarla completamente (o casi) solos. Visitarla en estos meses es sin duda, una de las grandes ventajas.
Las horas aquí pasan muy rápido, sin darte cuenta te encuentras con un cielo anaranjado en cuestión de segundos. Decidimos movernos para disfrutar del que quizás sea el último baño del verano.
Llegó la última parada del día y posiblemente la más especial. Después de una caminata de no más de quince minutos encontramos el Gorgo Catalán, otro de los emblemáticos puntos con los que cuenta Anna.
Este gorgo tiene una peculiaridad, y es que esta adaptado como una piscina natural, por lo que es ideal para refrescarse y para disfrutar vista idílica. ¿A quién no le gustaría poder desconectar en un lugar así?
La noche llega y es hora de volver a casa. Caminando por el sendero, los manzanos, los dientes de león y la torre de la iglesia nos dan la mejor despedida. A pesar de que nos quedan rincones por visitar, nos vamos con la sensación de haber absorbido bien su esencia.
Rodeados por montañas
quesa
El fin de semana se acerca a su fin y no se nos ocurre mejor forma de exprimir los últimos momentos que perdernos entre montañas.
Recomendados por la oficina de turismo de Quesa nos acercamos a sus Charcos: una serie de piscinas naturales que han creado un paraje de lo más envidiable.
Ya de camino la extensión de pinos te invita a bajar las ventanillas y respirar el aire puro. Llenamos nuestro pulmones y tras unos minutos llegamos al paraíso.
En los Charcos de Quesa, el agua es mansa, corre con tranquilidad y la extensión es amplísima. Sin duda alguna, un precioso lugar donde perderse.
A pesar de encontrase tan cerca ambos parajes, cada uno tiene su esencia y bajo nuestro punto de vista enriquece a la Canal del Navarrés complementándose a la perfección.
Volviendo a los inicios
estubeny
De camino a casa hacemos una última parada para despedirnos de esta región que tanto nos ha enseñado. Visitamos La Cabrentà de Estubeny: uno de los últimos ejemplares de selva mediterránea que sobreviven en la Comunidad Valencia.
Para nosotros tiene un gran valor pues nos recuerda lo frágiles que son los ecosistemas y por qué debemos cuidarlos.
Al llegar notamos como las temperaturas disminuyen drásticamente y el aire es incluso más puro. Todo esto se debe al agua y la amplia variedad de arboles y hiedras que trepan por sus troncos.
Por todo ello decidimos que es el lugar perfecto para comer una tortilla casera preparada por Jose y las últimas ciruelas de la temporada en uno de sus merenderos con vistas a las copas de los árboles.
Tras una siesta encima de las primeras hojas secas, las cuales anuncian que el otoño ha llegado, reemprendemos el viaje de vuelta a Valencia con las energías cargadas e infinitas ganas por volver.
Era la primera vez que visitábamos esta región del interior de la provincia, a pesar de vivir en la colindante. De nuevo, la vida nos demuestra que hay grandes tesoros cerca de nosotrxs, simplemente debemos valorarlos como lo merecen.
Es el momento de alargar las horas y disfrutar de la calma que queda tras el verano. ¿Te vienes a conocer todo lo que La Canal de Navarrés tiene para ofrecerte?
